27 may 2014

¿Y SI MEJOR NOS DESPEDIMOS?

Espero verte en otra eternidad que no dure para siempre,
que no sea eterna, que pase pronto, que no vuelva nunca,
que nos deje solos esperando mirarnos aunque sea un poco,
me he quedado corto por los silencios que me regalas,
por esas fatigas de querer saberte y jamás saberte,
otras más de no querer extrañarte y siempre extrañarte,
así los días, los veranos descontinuados, la casa que es tuya,
la soledad que es mía, la oquedad del olvido que nos pertenece,
que siempre es de ambos y no envidamos, olvidamos.

Podemos cruzar al otro lado del tiempo sin inmutarnos,
volcar el pretérito como método de flagelarnos despacito,
tantos besos viles, tanta caricia sin misericordia,
todo se ha ido con las palabras del encierro,
con lo que pretendemos dejar atrás y no dejamos,
es esa y no cualquier la razón de mi hartazgo, la que sí dejo,
en la que te niego mi demencia y mi decoro, exploto,
no más inconsciencias secretas, ni más decantaciones
somos dos viejos piratas que no saben nada de amores.

Quedémonos sin comida un año, sin saliva y sin tiempo,
dejemos de un lado el luto de no podernos encontrar,
o el mismo luto que lloramos al encontrarnos de nuevo
no más sal, ni vino tinto y pan, ni besos en la boca,
ni bíblicos furores que terminen con una cierta agonía,
vámonos despacio, dejando de lado nuestra utópica vida
sin tocarnos las manos, sin mirarnos después de amar,

aquí el mundo con y sin nosotros siempre será igual.                          

7 may 2014

GEBRYDGUMA

Ella, mujer, la mujer del incendio, la de pasos raudos,
caminé sus piernas, el enigma del que sabe o pretende
si es que alguna vez se puede saber y no pretender,
es la mujer, dicho para mí era, ahora y antes de otro,
fue una curiosa cosquilla de un corazón rascado,
un galimatías de nombre querella, tuvo tanta saliva,
tuve tanto recuerdo, ahora camino a la Castañeda,
no sabía cuando llegaba pero si cuando me iba de la tierra.

En ocasiones era ella ese lugar de la mancha de cuyo
nombre no quiero ni acordarme pero sin duda la quiero,
y la mente lúgubre o loca se pregunta si hermanos tengo, 
si no de sangre, de su tiempo, el de ella peregrina,
el de ella rijosa, clandestina, amante a escondidas,
y del rojo fulgor de su roja boca también conflicto,
también ahora sangre del pecho a la ropa, te fuiste,
y en un pretérito con alguien te fuiste, siempre andas,
igual te quiero sin esperarte, sin preguntas incómodas,
sin pasados o futuros que revienten hasta este ahora.

Siendo tú la mujer más dulce de Dioniso,
el bastión más sabio de duendes y Perseos,
me has clavado a la endemia de tus hombres,
al fuego interminable de todos los dioses,
siempre pensaré, en ti como Narciso sin tiempo,
en el punto débil que me buscas y me encuentro

destripado y aturdido, de ti y ahora aún sediento.

CUENTA-CUANTOS

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