5 oct 2016

DE CUANDO ÉL Y ELLA FUERON




AGATHOKLES & TRIO MERCATO-DE CUANDO ÉL Y ELLA FUERON-PORTAL LIBRE 2016



Él, se quiere ir tocando todos los horizontes posibles para no errar en la misión de encontrar el fin del mundo, ella sabe que ese misterio le pertenece y sólo necesita que le digan boca a boca lo que es el amor.

A él no le importaba el mundo, le importaba la boca de ella, a ella no le importaba tampoco el mundo si su boca no era para él, por qué tanta miseria, ambos se preguntaban, aunque también les había dejado de importar, al instante un beso era todo.

Ella, mencionaba de vez en cuando lo mucho que amaba el mar, él le amaba de forma enfurecida y entonces ahora el mar le pertenecía a ella y todos los días le hacía el amor con el vaivén de las olas, le cobijaba con una luna menguada, en ciertas ocasiones escapaban juntos hasta un acantilado y muy despacio desplegaban sus alas, volando y fornicando hasta el amanecer.

Ella parecía una libélula, libre, fugaz, mística y con toques del infierno y esencias de deidad, amaba porque sabía hacerlo, se entregaba porque quería hacerlo, era de él tanto más que lo que él era de ella, parecía que se pertenecían, en un minuto, en un siglo, en un mundo se pertenecían, él vivía dentro de ella, ella le hacía crecer, le engendraba y concebía a cada pensamiento.

Ambos abnegados a una realidad profana, les dio por jugar con sus manos, tomar el horizonte y hacerlo polvo, nada más bello que ver reflejado su cuerpo desnudo lidiando con el quebrantamiento del mundo y sus polos, para a penas levitar en un oscuro misterio sin necesidad de contener el tiempo, para fundirse como la agonía y la muerte o la vida y su silencio.

Ellos dejaban de lado las ideas, carecían de ciudades, se abstenían de moral y reglas, su condición humana era lo que no permitía que se fundieran en el cielo y desterraran olimpos llenos de tacto, avernos colmados de deseo, edenes carentes de moral.

Un día como cualquiera dejaron su nombre terrenal, se encaminaban a ser mito y permanecer como leyenda, se juraban durante horas efímero amor eterno, actuaban como incendios y luego se desvanecían salvajemente hasta que desapareciera la humedad, la de sus cuerpos.

De repente todo fue tempestad.

Él amaba de forma enfurecida y no le era suficiente todo el tiempo, padecía el síndrome hedonista de la singularidad, ella concupiscente había borrado todos sus recuerdos, sólo tenía una voz para llamarle a él y luego permanecían callados hablando a roces y labios, escondiéndose sólo en la eternidad de sus pensamientos, el mundo se comenzó a desbaratar.

A su paso todo se derrumbaba, la casa, la cama, el infinito que habían construido como guarida, era momento de volver a ser mortal.


Es así de sencillo comenzar con la historia, que bien dicho, está historia ya es, tiene más de una década que dejaron de ser todo y de ser bocas, besos, ahora un sustantivo simple, son distintos, o, mejor dicho, de un momento a otro, han dejado de ser.

20 ene 2016

NUNCA SON SUFICIENTES POEMAS DE AMOR




NUNCA SON SUFICIENTES POEMAS DE AMOR 
(A Li en el 10° aniversario)

Hace un par de días pensaba en ti como lo hago todo el tiempo, y pensaba entonces que nunca son bastantes los roces o los besos, por lo tanto he decidido varias cosas y todas ellas se refieren a ti y a todos esos días en que me has mirado y he pretendido tenerte cerca, escribiendo todas las palabras que te he inventado y son ininteligibles aún para el más osado, todo te define, corrompernos en cualquier momento, que si la boca y los cuerpos, que si la ropa no nos ayuda y manos nos faltan para saborearnos a cada rato. ¿Por qué no jugar a desconocernos y otra vez encontrarnos? Júrate que he muerto y que soy otro yo pero más liviano, olvídate de que existo y ámame como sabes que me gusta, como siempre me has amado.

Si hemos sobrevivido a la tormenta
es porque una década se nos ha arrodillado.

Con el fin de que me halles inédito,
y de amor efímero me llenes los corazones,
haré de cuenta que nunca te he amado,
que somos la equivocación perfecta,
una pareja despistada que nada sabe de pareja,
y que la vida nos importa un poco, nunca tanto,
pensaré que somos célibes y nos odiamos
que no nos entendemos y de hablar ni hablamos,
ahora digamos algo cierto, que iniciamos el incendio
y no ha llegado la hora de comenzar a apagarlo.

Hidalgos de faenas largas, promesas cortas y pensamientos peligrosos,
senderos violentos de bocas rojas y sucias y necesitadas de carne,
pedazos de tierra y agua arrancados de una estampa tenebrista,
veteranos en el arte de amar con elocuencia y desquicio,
veranos que no acaban, inviernos que no llegan, amantes atemporales.

Elogiemos a estas ganas que nos siguen de sombra
y que no hace falta más que mirarnos para caer cómplices
y tomar como trinchera cualquier espacio silencioso para estallarlo,
para hacerlo trisas con todo y la moralidad barata que le acompañe,
seamos el siglo nuevo, el Paraíso indecente, el credo culposo,
la razón para que el mundo dance sin ropas y se ame tanto,
seamos esa culpa que inmola a los célibes y beatos,
la causa de que Dios no exista y a la lujuria se le adore a cambio.


Hemos sido la inocencia, su muerte y su penitencia,
la maldad herida con todos sus demonios y manjares,
el inicio de un tiempo, la causa de vida de dos pretextos,
la salida de la soledad y la dolencia, la apertura de un hogar,
la llave de una puerta, el candado de una cadena perpetua.


A veces creo que el amor nos estorba, nos limita para no matarnos,
no comprende que nosotros lo hemos inventado durante tantos años, 
y pasarán otras décadas y otros siglos y seguiremos igual de hambrientos,

uno del otro, amando, amando, amando, amando, amando, amando.

NO SOMOS, NO ESTAMOS




NO SOMOS, NO ESTAMOS (RADIO UNAM AGOSTO 2015)

Y si el amor supiera algo de nosotros igual estaríamos muertos.

Crees que la casa está calma y no te llora cobarde como mi esqueleto,
correr no me basta, tampoco gritar dónde estabas, huías de la intemperie,
debiste aguardar a que pasara este vendaval para no fragmentarte
para fugarte completa y llevar contigo la sarta de recuerdos salvajes,
te reflejas pronta a la imagen del amor efímero, poco importa ahora,
llevas descalza la mitad de nuestro tiempo, apestas a tabaco ajeno,
te escapaste en esos fragmentos y no te importaron tus motivos de loca,
nos jurábamos juntos porque no habría otra forma de fastidiarnos la vida,
ahora vuelves sólo para arrancarme cualquier rastro que diga de lo tuyo,
hablas de nuevas vidas y caminos de flores que te consienten al paso.

Ahí están tus guantes para el invierno y las medias sucias
y las rotas y las que saben que es hora de que te largues
sin despedirte, las que se han rajado solas porque no te toco
desde hace semanas, cuando dejó de palpitarte el pecho,
cuando tu espalda era el beso y esté arma de alta traición,
el día que tu corazón se detuvo para mirarme a los ojos,
y mandar a la mierda la mitad de nuestro pasado,
la otra mitad pasabas con las bragas húmedas igual que los ojos,
cuando amábamos como bestias bravas y compartíamos la rabia.

No sé si fui yo al que mataron
o fui la bala que salió a matar,

Justo sonó el despertador programado a tu llegada,
fatigada de las manos,  como si llevarás agua bajo las faldas,
y tu boca y tus piernas y toda el alma huelen a viento,
y a catástrofe, a incendios descontrolados, a paraísos descoloridos
te he mirado a detenimiento y estoy seguro que hiedes a culpa,
mira estas palmas igual de putas sudan y sangran sin detenerse,
y la cargada que llevo por amor se ha venido en vano,
se acabó la luz del siglo que juramos después de invadirnos,
era tu sexo como un Dios perenne que no sabía de la carne
era una magnolia en la que discutía horas enteras sobre el milagro,
y tú lactabas hasta borrar el blanco de mis ojos, era tu sitio, lo fue.

Cuando el amor vino por nosotros ya estábamos muertos.


CUENTA-CUANTOS

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