3 dic 2008

CUENTA CUENTOS


“Las tres caídas”


De verdad que es increíble, inconcebible, inviable, inexplicable, esas aventuras misteriosas y difíciles de creer historias que uno descubre el baño, tocador, escusado, W.C, vater, trono o como usted le diga de cariño, se identifique y hasta le hable de tu.

Hace unos días a media caminata con rumbo a un lugar que me reservo mencionar para no alterar las buenas costumbres y eso de la moral, viendo con todo respeto a las señoritas que contonean sus formas al caminar, cerca de una plaza de la cual también me reservo el nombre para no causar una mala imagen, solo digamos que era un centro COMERcial, llego a mis adentros, a lo profundo de mi ser un dolor debajo del pecho y arriba del sexo para ser mas exactos en el estomago, un pequeño estruendo, si, un estruendo tenia la esperanza de que solo fuera uno de esos aires que uno suele soplar y se elevan al cielo cual almas al paraíso, pero ni, no fue así vino acompañado de otro mas gravoso y hasta mas escandaloso, por curioso que parezca y hasta chusco, un tipo que caminaba detrás de mi bostezo en ese momento preciso, dándole el golpe completo a ese desaire mío volteándome a ver con cara de ¡Chingate un chiclito!, apenado y sonrojado baje la mirada y camine mas lento, me detuve en un puesto de periódicos a comprar un cigarro suelto, ahí comenzó el martirio, procesión, vía crucis.

Después de unas cuantas caladas al cigarro el dolor comenzó a ser mas y mas y MAS intenso al grado de apoyarme a la pared para respirar profundo y evitar un accidente de pronto vi el glorioso resplandor del logotipo del centro comercial como caído del cielo para mi fortuna, subiendo apenas las escaleras ¡ZAZ! La primera caída, rodilla al escalon y mano apoyada tambien simulaba la posición de salida de los cuatrocientos metro planos, tome aire, mire de frente, me levante, entre como se debe de entrar a ese tipo de lugares, aunque dentro de mis pantalones las cosa iban de mal en peor solo faltaba que aflojara un poco para que el asunto ese saliera a la libertad, pero yo gallardo caminando con el clásico punta tacón dando pasos cortos para frenar mas el escape, pregunte amablemente aunque con la voz un poco como pujando a una linda señorita por el tocador, ella señalo en dirección al departamento de lencería, fui hacia aya cada paso que daba dejaba el rastro de fetidez inexplicable para las personas que dejaba atrás camine uno metros mas y cerca de las tangas de hilo dental, lo inesperado ¡CUAZ! Segunda caída en esta casi pierdo porte de la morralla que llevaba en la bolsa, el asunto estaba a punto de salir.

Mire hacia delante, varias personas me miraban, un brazo femenino agilizo mi incorporación a la tierra, le agradecí, un retortijón mas fuerte, la vista se me nublo, creí no llegar, a mi alrededor imagine a las personas mirándome, alentándome seguir adelante, solo diez metros mas, todo ocurrió en cámara lenta los gestos de la gente que decían (en tono de apoyo):

-Vamos tu puedes.

-Salva tu alma por que tu cuerpo se esta pudriendo.

-Corre, un poco más.

-Tápate la cara para que no te reconozcan después.



Y cosas por el estilo, por fortuna llegue, aunque veía borroso por el olor sabia que era el lugar indicado para soltar todo el miedo y la culpa, abrí la primera puerta y ¡SANTAS PUTERIAS BATMAN! No había papel, ahí fue la tercera caída arrodillado ante el señor escusado en cuatro, semejando esos días en que el alcohol era mas mi amigo.

Abrí la puerta próxima y si había papel, aunque tenia rastros de que alguien dejo sus huellas o como dice Pablo Milanes “Todavía quedan rastros de humedad” no me importo baje apresurado el pantalón con todo y cinturón no importo, deje caer la parte de atrás de mi cuerpo en el trono solté el estomago, creí haber oído la voz de mis esfínteres que me alababan por tal acción, cayo el primer pedazo de mi ser y fue genial, poco a poco fui perdiendo la inhibición y fue saliendo todo lo que mi cuerpo quería expresar.

Mientras pasaba lo que naturalmente ejerce la unión del metabolismo, la fuerza de gravedad y el lugar, para distraer un poco el olor me puse a leer las frases mas inspiradoras que mis ojitos habían visto alguna vez, y me puse a pensar en todas las historias que contaba cada una, no la relatare en este momento todo vendrá a su tiempo, por ponerles algunas:

“Puto el que lo lea”
“La de la caja 5 es reputona”
“Soy Bicinte supervisor de cajas y la mamo bien savroso”
“Si la sacudes mas de 4 veces ya es chaqueta”

Todo esto lo transcribo tal cual lo encontré entre marcas de uñas y manchones amarillos en la pared, también tuve que dejar inmortalizado mi recuerdo, mi leyenda, mi historia, mi frase.

“Si se preguntan quien es mas rápido si Superman o Flash, yo me atrevo a decir que yo después del los mangos con chile que me comí ayer”

Para cerrar con broche de oro al salir del baño hubo tres cosas que acabaron por hacer que no pisara más el lugar:

1.-Afuera del baño estaba la señora de intendencia con tapabocas y un cubeta con cloro, alguien debió de dar aviso de aquel acontecimiento.

2.-En dos metros alrededor del baño salía un olor que hacia chillar a cualquiera.

3.-Era el baño de mujeres…

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